
09 May La figura del intraemprendedor: y tú, ¿emprendes o “intraemprendes”?
Si en una clase o algún foro se formula la pregunta “¿quién se ha planteado el día de mañana poner en marcha su propio negocio?”, la respuesta suele ser muy tímida.
Si la pregunta formulada es “¿cuántos de vosotros os veis desarrollando alguna iniciativa emprendedora dentro de una empresa existente?”, las respuestas afirmativas son más numerosas. Y es que el hecho de poner en marcha ideas novedosas en una organización, de generar y regenerar un negocio existente, involucrarse en organizaciones creativas donde se innova y/o apoya a otros emprendedores, son ideas que sí rondan la cabeza de muchos jóvenes.
Emprender por uno mismo, emprender en el seno de otras compañías, emprender al fin y al cabo, ¡esa es la cuestión!
¿Qué (o quién) es un intraemprendor?
Si todo el mundo tiene claro lo que es un emprendedor, la figura del “intraemprendedor” es algo más desconocida. El intraemprendedor es un sujeto con gran iniciativa, que desarrolla sus ideas dentro de una organización o empresa ya existente. Eso supone en muchas ocasiones, lanzar nuevos productos, ampliar los mercados o la base de clientes, regenerar la compañía, etc.
En muchos casos, esa persona con espíritu emprendedor prefiere trabajar por cuenta ajena, antes que crear una nueva empresa. En una compañía en funcionamiento puede tener acceso a recursos financieros, tecnológicos, reputacionales y humanos, difíciles de alcanzar en su andadura en solitario. Los riesgos que se asumen y la compensación no serán los mismos, pero la aventura requiere de un espíritu y unos conocimientos similares.
¿Funcionan los intraemprendedores en cualquier contexto?
No todas las empresas manejan bien el proceso del “intraemprendimiento”, ya que deben existir unas condiciones internas que permitan actuar al emprendedor y aprovechar ese beneficio colectivo que es capaz de generar. Una empresa explotará el talento de un intraemprendedor si crea un ecosistema capaz de promover la cultura emprendedora. Ello requiere, entre otras cosas, gestionar bien acciones y actividades, delegar, democratizar el proceso de toma de decisiones, promover la confianza en la organización y en uno mismo, favorecer la comunicación y desarrollar incentivos apropiados.
Los ejemplos clásicos de empresas que fomentan la innovación y el desarrollo de proyectos entre sus empleados son 3M y Google. Pero no hace falta irse tan lejos; muchas PYMEs y empresas de reciente creación son ambientes que favorecen el cambio y la innovación. Cualquiera que se integre en una organización puede ser un intraemprendedor, siempre que el entorno sea propicio para el emprendimiento y ofrezca las motivaciones e incentivos adecuados.
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